lunes, 14 de enero de 2013

Peligros de los remedios milagrosos adelgazantes !Cuidado!


La sociedad Española para el Estudio de la Obesidad  (Seedo) en un artículo publicado recientemente alerta de un articulo publicado en la revista científica “American Journal of Public Healt” acerca de los peligros que entrañan las pastillas milagro para adelgazar.
Indica que  simplemente son  las nuevas generaciones de  las  píldoras “rainbow” o arco iris, por sus colores brillantes que aparecieron hace más de 70 años para perder peso



Estas fueron prohibidas como medicamentos en Estados Unidos y más tarde en España por su peligrosidad, pero se han vuelto a introducir en el mercado como suplementos dietéticos, con lo que evitan la estricta reglamentación aplicada a los productos farmacéuticos.
La Seedo ha recibió numerosas denuncias de nuevos productos que, mediante la combinación de múltiples sustancia naturales, aseguran que consiguen una rápida e importante pérdida de peso
Son productos comercializados fuera de los circuitos de los fármacos convencionales y aprovechando la facilidad en la accesibilidad a internet y con campañas de publicidad en televisión y otros medios 
 

En internet existen multitud de páginas que ofrecen productos milagrosos para el adelgazamiento sin necesidad del esfuerzo de seguir una dieta, pero son productos que la mayoría de las veces no han pasado control sanitario ninguno, pueden traer efectos no deseados incluso llevar a la muerte, pues tienen efectos sobre los sistemas cardiovascular, renal o endocrino.
Deberían toda personas consultar con su médico antes de tomar cualquiera de estos preparados para evitar encontrase con serios problemas
El tomar estos productos sin ningún control puede ocasionarnos serios problemas, unas veces por tomar dosis inadecuadas, otras por tomar formulas mal preparadas y otras por tomar componentes que nos pueden resultar perjudiciales por los padecimientos que podamos tener además de la obesidad
 
 
Personalmente no soy ni siquiera aficionada a los fármacos recetados por el profesional, creo que un tratamiento prolongado con cualquier fármaco genera como en el cuento de humor que os voy a relatar, que lleguemos a ir añadiendo fármacos a nuestro organismo que termina convertido en  un autentico laboratorio, en los que todos reaccionan y no producen nada bueno
No es cuento, me decía un día una señora mayor en la espera de una consulta médica, que tenía un problema de garganta, y sabia que representa una pastilla más a las que ya diariamente tomaba, iba por trece o catorce, una barbaridad.
En más de una ocasión me han recetado un fármaco que al leer el prospecto he decidido guardarlo en el cajón de la mesilla y puedo asegurar que me ha producido el mejor de los efectos
Con esto no quiero conminar a que hagáis lo mismo, solo que hay que tener precaución en lo que se toma, bajo vigilancia, y siempre que sea absolutamente necesario y por supuesto no hacer caso a los remedios milagro, pues seguramente el autentico milagro se produce en los bolsillos de los inventores del milagro a los que es lo único que les interesa y no niego  que entre ellos se encuentren las mismas multinacionales  empresas farmacéuticas
Veo con muy escasa frecuencia la televisión, pero madre mía, la cantidad de fármacos que anuncian ofreciendo estar sano y feliz con solo la consulta al farmacéutico, y olvidando que por otro lado se aconseja no auto medicarse, ¡Autentico contrasentido¡
Y no olvidar que la mejor medicina es reír lo más posible y sentirse bien con uno mismo.
                                           Pastillas para adelgazar. La amenaza a la Salud
 
 
 
Mi tío Poroto se encontraba bien de salud,
hasta que su mujer,
mi tía Porota, a instancias de su hija,
mi prima Tota,
le dijo:
-Poroto,
vas a cumplir 70 años,
es hora de que te hagas una revisión médica-
-Y para qué?,
si me siento muy bien-
-Porque la prevención debe hacerse ahora,
cuando todavía te sentís joven-,
contestó mi tía.
Por eso mi tío Poroto fue a consultar al médico.
El médico,
con buen criterio,
le mandó a hacer exámenes y análisis de todo lo que pudiera hacerse
y que la obra social pagase.
A los quince días el doctor le dijo que estaba bastante bien,
pero que había algunos valores en los estudios que había que mejorar. Entonces le recetó
Simgras Grageas para el colesterol,
Bobex para el corazón,
Diabetol Plus para prevenir la diabetes,
Total Vitaminol, complejo vitamínico,
Abajopres para la presión,
Alergicatel para la alergia.
Como los medicamentos eran muchos
y había que proteger el estómago,
le indicó Omeopancex.
Mi tío Poroto fue a la farmacia
y gastó una parte importante de su jubilación
por varias cajitas primorosas de colores variados.
Al tiempo,
como no lograba recordar si las pastillas verdes para la alergia,
las debía tomar antes o después de las cápsulas para el estómago,
y si las amarillas para el corazón,
iban durante o al terminar las comidas,
volvió al médico.
Este,
luego de hacerle un pequeño fixture con las ingestas,
lo notó un poco tenso y algo contracturado,
por lo que le agregó
Nervocalm y Aflojex Max.
Esa tarde, cuando entró a la farmacia con las recetas,
el farmacéutico y sus empleados hicieron una doble fila
para que él pasara por el medio,
mientras ellos lo aplaudían.
Mi tío,
en lugar de estar mejor,
estaba cada día peor.
Tenía todos los remedios en el aparador de la cocina
y casi no salía de su casa,
porque no pasaba momento del día
en que no tuviera que tomar una pastilla.
A la semana,
el laboratorio fabricante de varios de los medicamentos
que él usaba lo nombró
"cliente protector"
y le regaló un termómetro,
un frasco estéril para análisis de orina
y una birome con el logo de la empresa.
Tan mala suerte tuvo mi tío Poroto,
que a los pocos días se resfrió
y mi tía Porota lo hizo acostar como siempre,
pero esta vez,
además del té con miel, llamó al médico.
Este le dijo que no era nada,
pero le recetó Gripedin Dúo
y un antibiótico, Sanaxidal.
Para colmo,
mi tío Poroto se puso a leer los prospectos
de todos los medicamentos que tomaba
y así se entero
de las contraindicaciones,
las advertencias,
las precauciones,
las reacciones adversas,
los efectos colaterales
y las interacciones médicas.
Lo que leía eran cosas terribles.
No sólo se podía morir,
sino que además podía tener
arritmias ventriculares,
sangrado anormal,
náuseas,
hipertensión,
insuficiencia renal,
parálisis,
cólicos abdominales,
alteraciones del estado menta
l y otro montón de cosas espantosas.
Asustadísimo,
llamó al médico,
quien al verlo le dijo que no tenía que hacer caso de esas cosas
porque los laboratorios las ponían por poner.
-Tranquilo, Don Poroto,
-no se excite-
le dijo el médico.
mientras le hacía una nueva receta
on Antideprezol Forte Supositorios.
En ese tiempo,
cada vez que mi tío cobraba la jubilación,
iba a la farmacia donde ya lo habían nombrado cliente VIP.
Esto lo hacía poner muy mal,
razón por la cual el médico
le recetaba nuevos e ingeniosos medicamentos.
Llegó un momento en que al pobre de mi tío Poroto
las horas del día no le alcanzaban para tomar todas las pastillas,
por lo cual ya no dormía,
pese a las cápsulas para el insomnio que le habían recetado.
Tan mal se había puesto que un día,
haciéndole caso a los prospectos de los remedios,
se murió.
Al entierro fueron todos,
pero el que más lloraba era el farmacéutico.
Aún hoy,
mi tia Porota afirma que menos mal que lo mandó al medico a tiempo, porque si no,
seguro que se hubiese muerto antes.-

Este cuento
está dedicado a todas mis amistades,
ya sean médicos
o pacientes..!!!
 

 

 

 

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